16 de febrero de 2019

Shadows

Ahora por la casa rondan sombras,
Sombras en el patio,
En el sillón acogedor,
Tras las ventanas y sobre el comedor.
Viven abiertamente bajo nuestro árbol de manzanas,
Descansan en el ático tras pasar de habitación en habitación,
Van y vienen, me atraviesan con frecuencia...
Tu eras la luz que las mantenía alejadas,
Ahora no le temen a mis lámparas.
Ni siquiera puedo decir que te extraño
Porqué están en mi voz también.
Hay sombras por todos lados,
En tus libros favoritos, en tus lápices de colores,
En la bolsa de regalo de la navidad del año pasado,
Hay tantas sombras,
Y te extraño tanto.
Que ni el sol en todo su poder podría alejarlas nunca de aquí.

11 de febrero de 2018

American Gods




American Gods


Serie: Libro autoconclusivo
Autor: Neil Gaiman
Editorial: Rocabolsillo
ISBN: 9788415729204
Idioma: Español
Año de publicación: 2001
Páginas: 560
Días antes de salir de prisión, la mujer de Sombra, Laura, muere en un misterioso accidente de coche. Aturdido por el dolor, emprende el regreso a casa. En el avión, se encontrará con el enigmático señor Miércoles, que dice ser un refugiado de una guerra antigua, un dios y también el rey de América.
Juntos se embarcan en un viaje extraño a través de los Estados Unidos, mientras una tormenta de dimensiones épicas amenaza con desencadenarse.
Poco a poco descubriremos que Miércoles es una encarnación de Odín y que está reclutando viejos dioses, cuyos poderes han disminuido por el tiempo y la falta de creyentes, para participar en una guerra contra los nuevos dioses: aquellos que conforman la tecnología moderna. 
Tengo que admitir que al inicio, no pensé que este libro me fuera a gustar tanto... ni siquiera creí que me gustaría. Y no es porque tenga un mal comienzo, de hecho es bastante interesante la presentación de los personajes principales, porque son totalmente fuera de lo común.

Lo que me daba mala espina, era que había una trama tan abierta, que no le veía ni pies ni cabeza, y luego miraba el ancho del libro, luego buscaba alguna secuela, y pensaba: imposible que esto termine teniendo sentido. ¡PERO LO HACE!
Es la primera vez que leo algo de Neil Gaiman y solo puedo decir que es un genio. Su estilo es único, he leído muchísimos libros, muchos, pero su estilo es punto y aparte. Es limpio y sucio a la vez, en los mejores sentidos de cada palabra.


Bien. (...) Hoy en día se habla demasiado. Hablar, hablar, hablar. Este país iría mucho mejor si la gente aprendiera a sufrir en silencio.


Sus personajes. como mencioné antes, son muy originales, todos. Sombra es el protagonista menos interesado en ser protagonista que he leído, y eso simplemente me encantó. Su evolución a lo largo de la historia es de las más creíbles, sobre todo porque no cambia su centro, sigue siendo el tipo listo, duro, observador... pero con ciertas mejoras que dan gusto leer. Creo que cuando el autor logra que sientas eso por un personaje, esa mezcla de alegría y nostalgia, se merece un jodido aplauso.
Y luego esta Wednesday, ese viejillo que hasta llega a dar lastima, caí totalmente bajo su encanto chapucero y no se como los demás dioses se resistieron tanto. Y hablando de dioses, OMG (jaja), no sabía que existieran tantos, esa fue otra de las cosas que me encantó, los relatos que aparecían de vez en cuando sobre algún extraño y olvidado dios de quién sabe donde, todas llenas de folklore y de hechos que la humanidad viene haciendo desde el inicio de los tiempos que me dejaban con ganas de saber más. 
Y a pesar de que no hay más (al menos en este libro), queda perfecto, porque no se siente como que haya sobrado un capítulo, como si le hubiera metido mucho relleno. Todo esta ahí para meter al lector en ambiente, para que sienta esa tensión que hay entre los dioses antiguos y los dioses nuevos, y al final llevar esa tensión hasta el punto al que la llevó, dejando su mensaje sobre lo nuevo y lo viejo, sobre las creencias, sobre el tiempo.
El primero en llegar fue el Zorro, que era hermano del Lobo. El Zorro dijo que la gente viviría para siempre y, si morían, no sería por mucho tiempo. El Lobo dijo "no, la gente morirá, debe morir, todo lo que vive debe morir, de lo contrario se extenderán por todo el mundo y lo colonizarán, y se comerán todos los salmones y los caribúes y los búfalos, y todas las calabazas y el maíz." Un día el Lobo murió, y le dijo al Zorro: "Deprisa, deprisa, devuélveme a la vida". Pero Zorro respondió: "No, los muertos deben permanecer muertos". Tú me convenciste. Y se lo dijo entre lágrimas. Pero lo había dicho, y ya no había vuelta atrás. Ahora el Lobo reina en el mundo de los muertos y el Zorro vive eternamente bajo el sol y la luna, y todavía llora la muerte de su hermano.

En serio. leer cada descripción que iba haciendo era un gran placer, tiene ese talento, tan escaso entre los autores, de describir mucho con pocas palabras, de llevarte hasta el lugar que describe y hacerte sentir la estática antes de que caiga el rayo, el frío de un lago congelado, el polvo de un lugar viejo y abandonado.

Honestamente creo que me acabo de enamorar de este autor y de su particular estilo, lo recomiendo 100%, léanlo, aunque al inicio no parezca ir a ningún lado, al final los dejará con la boca abierta.

No tardarán en caer y la gente de las estrellas conocerá a los terrícolas. De su encuentro nacerán héroes, y hombres que matarán monstruos y que aportarán nuevos conocimientos, pero ninguno de ellos será un dios. Este no es un buen lugar para los dioses.

18 de enero de 2018

Violet & Finch




Información:

Titulo: Violet y Finch
Libro Único
Autor: Jennifer Niven
Editorial: Destino
ISBN: 9788408141426
Idioma: Español
Páginas: 400


Sinopsis:

Violet está rota. Finch está roto. ¿Pueden dos mitades rotas reconstruirse? Esta es la historia de una chica que aprende a vivir de un chico que pretende morir; de dos jóvenes que se encuentran y dejan de contar los días para empezar a vivirlos.

Opinión:

Creo que leí este libro en un momento de lo más sentimental, porque me ha afectado muy fuerte. O no se si así sea como afecta a todo aquel que se siente identificado con alguno de los personajes. Hasta que no toqué la almohada no me di cuenta de que había llorado y tenía mucho tiempo sin llorar en ese sentido profundo por culpa de un libro. 
Temo que nuestros recursos alimenticios estén dañados en algún sentido. Tal vez sea este el motivo por el que soy tan alto. ¿Y si no dejo de crecer? ¿Me querrás igual cuando mida cuatro metros ochenta?
Al inicio me costó aceptar a Violet y a Finch, pensé que serían personajes medio huecos y sin personalidad, pero conforme avanzaba de pronto ya no podía dejar de leer, con este mal presentimiento, esa sensación de que algo acabaría mal pero al mismo tiempo la esperanza de que no fuera así. 


–No puedo esperar. Pensaba que podría, pero no puedo. Lo siento.
Lo más, no se exactamente qué palabra usar, ¿triste? ¿impactante? ¿descorazonador? Sobre lo que pasa al final, es que visto en retrospectiva era "de esperarse". En la vida real, fuera de la ficción, es un hecho comprobable y estadístico y eso deja una astillita en el corazón, al menos a mi me la dejó.
Aunque, pensándolo bien, después de toda una vida sintiendo en exceso, tal vez lo que sea rápido y repentino presenta algún punto a su favor.
Me encantan estos libros que abren una pequeña puerta de reflexión sobre temas que la gente no comprende ni se esfuerza por comprender, como menciona la autora, cosas como la depresión, la melancolía, los trastornos mentales y demás, generan esa etiqueta de "aléjate de inmediato", "no preguntes", "solo dile que así es la vida y todo mejorará". 


Me identifiqué de muchas maneras, tanto buenas como malas, y en definitiva este es un libro que te hace pensar, a fin de cuentas, queriéndolo o no, siempre terminamos por juzgar a la gente a nuestro alrededor sin preguntarnos como será realmente su vida, sin querer ahondar ni comprender. 

Todos estamos solos, atrapados en el interior del cuerpo y la mente, y sea cual sea la compañía que podamos tener en esta vida, no es más que pasajera y superficial.
En lo personal me quedo con la idea de que ojalá pudiéramos sanar a todos los Finch del mundo y tener la fuerza para seguir adelante de Violet. Ahora hay un montón de "hubieras" que quisiera haber hecho, pero los cambio por los "harés" que aún estoy a tiempo de cumplir.
La abro y allí está, la primera cosa que me regaló y que luego yo le regalé a él. Y que ahora me ha devuelto. «Tu turno».


Calificación:




Disponible en:


11 de enero de 2018

Dangerous

   —Ven.

La voz de Devon, aunque era suave, resonó como un trueno en la mente de Gabriela, rompiendo la calma provocada por la melodía tranquila del piano.

   —¿Qué... Para qué?
   —Vamos, solo estas perdiendo el tiempo —Devon estiró la mano hacia ella, aunque todo en él denotaba seguridad y firmeza, por dentro temblaba esperando su respuesta—. Solo... Ven.

Gabriela tenía un nudo en el estómago, su mente le gritaba que era un error, que ella debería estar a kilómetros de ahí... Pero descubrió que había algo más poderoso que esa advertencia, y se trataba de su mano, traicionera, levantándose para encontrarse con la de él. En cuanto se tocaron, sintió el magnetismo como un golpe que acalló todo lo demás.

Devon, temeroso de que de pronto se echara para atrás, tiró de su mano hasta que escuchó como se le escapaba el aliento al chocar contra él. Al sentirla tan cerca al fin pudo respirar, contrario a ella, inspiró hondo y lentamente, casi como si saboreara su aroma.

   —¿Qué haces? —preguntó ella con voz entrecortada.

Él colocó la mano libre en su cintura, moviéndose apenas y presionando con ella para que lo siguiera.

   —Bailamos. —Respondió, al tiempo que se llevaba sus manos unidas a la mejilla y cerraba los ojos.

No fue difícil para ella dejarse llevar por el hechizante ritmo del piano. Cerró los ojos también, y sintió como los latidos de su corazón se acompasaban con naturalidad. 

Al colocar la mano en el hombro de él, le pareció estar resolviendo un rompecabezas, sonrió al imaginarse una pieza encajando en su lugar, y luego, al sentir la frente de Devon tocando la suya, sus narices rozándose, sus alientos, se dio cuenta que ya no faltaban más piezas, estaban completos.

   —Sabes bailar —murmuró, porqué no creía poder aguantar un segundo más ese poderosísimo momento de intimidad en silencio.
   —Pues —sin abrir los ojos sabía que él estaba sonriendo—, he visto muchas películas.

Ella sonrió también y parpadeó. Devon mantenía los ojos cerrados, sus pestañas oscuras caían sobre las mejillas gracias a que estaba sonriendo, tenía el rostro ligeramente sonrojado, con arruguitas en las comisuras de los ojos.

Verlo así, irradiando todo eso a lo que se negaba a poner nombre, le pareció a Gabriela una invasión mucho peor que entrar al baño sin permiso mientras se duchaba. Y pensar en eso la llevó a apretar los párpados con fuerza y a luchar contra su temperatura corporal, «céntrate en la música» se repitió, hasta que lo hizo.

Continuaron bailando, moviéndose apenas en un radio de metro y medio, pero para Devon ellos estaban en un mundo completamente nuevo, enorme, infinito, indescriptible.

   —Baila conmigo... —le pidió, sin atreverse a terminar la frase que en realidad quería decir.
   —Es peligroso —respondió ella, como si hubiera escuchado lo que él no dijo.

Y no pudo más. Abrió los ojos desesperado, tenía que demostrarle que eso que estaba ocurriendo, que esa fuerza que los unía en ese lugar y momento era... Que era real, que no se esfumaría al terminar la canción.

   —Peligroso —repitió. Y enseguida la besó.

Y todo se detuvo. La música. El aire. La fuerza. Su corazón.
Todo se detuvo para, enseguida, volver de golpe con una explosión.

Fue el beso más alucinante de su vida, nunca antes había visto estrellas tras sus párpados, como fuegos artificiales que no dejaban de estallar.

Y sus labios... No podía dejar de besarla, apenas se detenía uno para tomar aliento cuando el otro ya estaba comenzando de nuevo, probó a consciencia su boca con sus labios, lengua y dientes, y no le parecía suficiente.

Cuando finalmente se separaron ambos jadeaban, desorientados, aferrándose mutuamente.

   —Eso... Fue... —Gabriela sentía los labios hinchados y miró sorprendida los de él, con dificultad estiró la mano con la que había estado jalando su nuca para acercarlo y movió los dedos hacia su boca sin tocarlo—. ¿Duelen?
   —No —él también tenía la voz ronca, y cuando rozó con su pulgar su labio inferior ella se estremeció—. ¿Y a ti?

Apenas pudo negar con la cabeza, con ese sencillo roce le acababa de provocar escalofríos por todo el cuerpo. Era demasiado, esa mirada, la firmeza de sus manos, era...

   —Dev, necesito que me acompañes a la casa de Cameron, dice que tiene un nuevo tipo de cuerdas que... Quiero... Mierda —Jack entró tan rápido en la habitación que fue imposible disimular lo que habían estado haciendo, aún así, Gabriela se soltó de golpe y se alejó un par de pasos, con un nuevo interés por la blanca pared de fondo.

   —Largo. —La voz de Devon sonaba calmada, pero nadie que lo conociera se habría dejado engañar.
   —Dev, lo siento...
   —¡Que te largues!

Mucho más rápido de lo que había llegado, Jack desapareció. Pero la burbuja ya se había roto.
Devon se pasó las manos por el cabello tragandose las ganas de maldecir como loco. Se giró hacía Gabriela y dio un paso con cautela.

   —Gab...

En cuanto escuchó su voz ella se encogió un poco.

   —Espera, quédate ahí —pidió sin voltearse.
   —Claro que no —replicó Devon, y de inmediato se colocó frente a ella.
   —No, no, no, no. Aléjate —Gabriela levantó ambas manos tratando de impedir que se acercara más—. Necesito pensar, mi cerebro esta hecho papilla y de verdad lo necesito.

Devon soltó una risita pero se detuvo.

   —¿Puedo saber sobre qué necesitas pensar?
   —Uff, sobre muchas cosas.
   —Por ejemplo...
   —Por ejemplo sobre... La coordinación del programa de mañana...
   —Ajá.
   —Y... El tipo de escenario...
   —Ajá.
   —Y el montaje, las pruebas...
   —Ajá, ¿qué más?
   —Y el desayuno que pediré para los chicos, no sé si debo encargar avena, panecillos y fruta o huevos revueltos, tocino y café... —Gabriela había estado mirando hacia cualquier lado excepto el rostro de él, se había mantenido con los brazos rígidos a los costados, estaba tratando de levantar un muro de protección, hasta que se quedó en silencio y se dio cuenta de que hiciera lo que hiciera ya era tarde, no tenía sentido gastar energía en eso. En ese momento relajó los hombros y se sintió ligera por primera vez en mucho tiempo. Por fin volteó a mirarlo y se dejó llevar por esa sensación burbujeante que parecía estar por todo su cuerpo—. Por cierto, ¿acababas de beberte una taza té?

La pregunta en tono inocente le sacó una sonrisa de oreja a oreja a Devon, dio el paso que le faltaba y la estrechó entre los brazos.

   —En algún lugar de la habitación esta el termo medio lleno —dijo, respirando muy cerca de su oído.

Gabriela rio y correspondió a su abrazo, rodeando su cintura y colocando el mentón sobre su hombro.

   —¿Medio lleno, eh?
   —Si. Si me hubieras mandado a la mierda sería un termo medio vacío.
   —Debería haberlo hecho, no es muy profesional que ande por ahí besuqueandome contigo, cuándo Pete se enteré va a echar chispas... Incluso puede que me despida.
   —Shh, eso no pasará, no descartes tan rápido eso de andar besuqueandonte conmigo.
   —Pff, por si no te diste cuenta yo nunca lo descarté: estoy arruinada, amigo no se lo que sentiste tu, pero yo... Me mataste... No es por inflar tu ego, pero si es siempre así, ahora entiendo porque todas esas chicas...
   —Claro que no —la interrumpió Devon medio ofendido, alejándose un poco para mirarla a los ojos—. Nunca había sido así antes, me creas o no, esto también es nuevo para mi.

Gabriela lo sabía, su instinto no dejaba de señalárselo, sabía que esa intensidad no se daba porque sí, verdaderamente eso era lo que más miedo le provocaba.

   —De acuerdo —aceptó con resignación, luego lo miró con una mezcla de vergüenza y susto—. No vayas a escribir una canción sobre todo esto. 
   —¿Una canción? —Devon envolvió sus mejillas y se inclinó un poco— Ja, pequeña saltamontes, yo ya tengo hasta el título del álbum.

Ella decidió seguirle el juego, restarle importancia. Además, acababa de caer en cuenta de que si se paraba de puntillas, lo besaría instantáneamente.

   —¿Y cuál sería el título? No es que apoye la idea, claro. 
   —Claro —Repitió riendo—. El álbum, que estoy seguro ganaría varios premios y discos de platino, se llamaría "Dangerous", porque esa palabra acaba de quedar grabada con tu voz para siempre en mi mente. 

Gabriela comprendió, mas claro que en ningún otro momento, que ella no saldría bien librada de eso, fuera lo que fuera, era imposible.

Entonces cerró los ojos y apoyó todo su peso en la punta de sus pies.